Sillas al fresco, en Madrid
Un colectivo de Lavapiés insta a la gente a recuperar la costumbre de salir a la puerta de casa a charlar con los vecinos mientras se disfruta de la temperatura nocturna y aprovechar para hablar de la situación del barrio.
Las ciudades son menos humanas conforme pasa el tiempo. El abandono de las plazas y el aislamiento en casa son muestras de ello. Hartos de esta frialdad, el colectivo El Invernadero de Lavapiés ha querido retomar la vieja costumbre, de sacar las sillas a la calle durante las noches veraniegas. Además de refrescarse, el evento era idóneo para conversar con los vecinos e integrarse en el barrio. "Cada vez somos más europeos y menos mediterráneos"
La plazuela en la que convergen la calle Lavapiés con la de Jesús y María se convirtió durante la tarde del miércoles en un pequeño foro donde los vecinos, y todo aquel que se animara se sentaron (algunos incluso trajeron la silla de casa, como es la costumbre) para hablar y escuchar.
- Recuerdo desde pequeña las sillas en las puertas de las casa en Extremadura, las charlas durabán y aún hoy hasta las tantas de la madrugada, recuerdo las historias de los mayores, yo las escuchaba con atención, se creaba un ambiente de compañia, de confianza, de cariño y más.
Me alegro se retome esta tradición en Madrid, es acercarse a la gente.
Las ciudades son menos humanas conforme pasa el tiempo. El abandono de las plazas y el aislamiento en casa son muestras de ello. Hartos de esta frialdad, el colectivo El Invernadero de Lavapiés ha querido retomar la vieja costumbre, de sacar las sillas a la calle durante las noches veraniegas. Además de refrescarse, el evento era idóneo para conversar con los vecinos e integrarse en el barrio. "Cada vez somos más europeos y menos mediterráneos"
La plazuela en la que convergen la calle Lavapiés con la de Jesús y María se convirtió durante la tarde del miércoles en un pequeño foro donde los vecinos, y todo aquel que se animara se sentaron (algunos incluso trajeron la silla de casa, como es la costumbre) para hablar y escuchar.
- Recuerdo desde pequeña las sillas en las puertas de las casa en Extremadura, las charlas durabán y aún hoy hasta las tantas de la madrugada, recuerdo las historias de los mayores, yo las escuchaba con atención, se creaba un ambiente de compañia, de confianza, de cariño y más.
Me alegro se retome esta tradición en Madrid, es acercarse a la gente.
3 comentarios
Montse -
besos
bimbonocilla -
Muak
Manu -
Me encantó.Bste.